miércoles, 19 de diciembre de 2012

PARA QUE NUESTROS LABIOS SIEMPRE SONRÍAN

NO A LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

“El espacio de la película del sábado se convirtió en la tortura para mí y mis hermanos, mi mamá se acostaba y mi padre abusaba de sus propios hijos, toqueteándolos y bajándoles el shortsito…”
“Mi esposo es karateca y coge su instrumento de artes marciales y cada vez que le da la gana me pega, y si no quiero tener relaciones sexuales me dice: “no te quiero ver fuera de la casa, ni trabajando…”
 “Tú abres la llave de la balita de gas y cocinas después que yo termine…”


 Casos de violencia en sus máximas expresiones llegan todas las semanas a manos de Adriana Sosa Palomo, especialista en el tema de violencia contra la mujer durante 20 años y coordinadora del Grupo Multidisciplinario que atiende los casos más agudos en la provincia. Creado por la Federación de Mujeres Cubanas este grupo surge a partir de las experiencias derivadas de las Cátedras y Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, como espacio más concreto para acceder a la intimidad de aquellas personas que acudían con sus inquietudes a estos lugares. En el proceso de escucha participan psicólogos, sociólogos, especialistas en el orden legal, pedagogos, médicos, expertos del MINIT, miembros del tribunal, entre otros, y en función del problema que vaya a tratarse, el equipo amplía su prisma de actuación y pensamiento y se proyecta con vistas a encaminar y dar herramientas de poder a esas personas que llegan allí. En una entrevista realizada a Adriana Sosa Palomo, como parte de la jornada por la lucha contra la violencia hacia la mujer, la experta destacó que eran las féminas las personas que más accedían a estas casas, porque se sentían más victimizadas. “En la práctica seguimos siendo las mujeres las mayores víctimas de agresiones. Todavía lo somos, porque en ocasiones hasta nos violentamos por determinadas cuestiones de nuestra idiosincrasia, y por patrones que hemos asumido como parte de lo que nos corresponde aceptar. “Por ejemplo: ‘debo aguantar porque es el padre de mis hijos’, ‘debo buscar herramientas mejores porque son mis hijos’, ‘debo analizar porque es mi familia, mi mamá y mi papá’, ‘realmente son los ancianos los que me están creando los problemas’. Entonces lo que sucede se silencia y soporta. “Las mujeres son las más vulneradas, por la simple razón de que ‘Yo soy la más comprensiva, la de mejor capacidad de respiración, la que tiene que buscar las vías de solución’, y va dejando a esa persona que aunque la ayuda, comparte con ella y tiene un espacio creado, la maltrata, y todavía no se ha sensibilizado para asumir un rol diferente. “El tiempo fue pasando y en momentos determinados se fueron acercando jóvenes que en determinadas circunstancias familiares se sintieron victimizados, así como hombres con situaciones difíciles de enfrentamiento, porque las mujeres también utilizamos el poder como recurso de fuerza y victimizamos hasta el elemento masculino familiar: Los ancianos.”
UNA PUERTA DE ESCAPE
“Nuestras consultas son los segundos jueves de cada mes y sesionamos espontáneamente en la FMC provincial, donde tenemos un espacio de privacidad con el tiempo que se necesita para la escucha, sin precipitaciones; y el que acude expone sus conflictos, angustias, miedos. Es como un fluir…, como una puerta de escape a su problema. “Sin preguntas ni interrogatorio se va creando el diálogo. Ahí se queda escuchando la abogada Palmira Valdés, personalidad prestigiosa del campo jurídico, Rosa María Reyes, psicóloga que ahora es decana de la facultad de Psicología, y otras especialistas con una sensibilidad exquisita para formar una sincronía de pensamiento y actuación. “Una vez que la persona termina de narrar su vivencia, sale y entonces se hace una discusión transdisciplinaria. “Se analizan casos de problemas legales, orientación pedagógica, tratamiento inadecuado, sociológicos, de marginación, y agresión física… “Por ejemplo, uno de los más frecuentes, es de personas que han acudido al jefe de Sector y este dice: ‘No, no, pero ese asunto es de ustedes, vuelva a su casa y arréglese con su esposo o esposa, porque entre marido y mujer nadie se debe meter’, o sencillamente se dictamina ahí mismo lo que le corresponde, una multa, paga los 200 pesos y retorna el abusador a la casa. “Y vuelve el ciclo de la violencia que es acumulación de tensiones, estadío de golpes, reconciliación, una y otra vez, tan conocido y divulgado, pero que las personas no se dan cuenta que están siendo sometidas a una agresión y de forma oculta, soportada, tolerada, son víctimas de la agresión.”
 UNA SONRISA EN LOS LABIOS
 “Del encuentro con el grupo siempre salen sonreídas las personas: Te sientes más tranquila, sabes lo que tienes que hacer. No tiene el asunto resuelto, pero sí los pasos que deben seguirse. “En estos cinco años de trabajo hemos atendido casos increíbles que nos han hecho crecer como equipo; cada vez más la capacidad de escucha se perfecciona y cumple su esencia, que es buscar alternativas para que cada quien crezca y divulgue su vivencia, no la silencie. “La primera gran experiencia de los encuentros, para resolver estos males, es que hay que hacer visible el problema, que tú lo veas al igual que todos los que están implicados. “Segundo, hay que buscar los espacios para la ayuda, la delegación de la FMC, el bloque, la instancia distrital, la Casa de Orientación a la Mujer, la Cátedra si soy un profesional, y todos los espacios que existen para atender y discutir los casos de violencia. “Por desgracia vivimos en una sociedad violenta donde el ejercicio del poder se ha convertido en un recurso de subsistencia, legal, suministrado, creído y cada quien se siente con el derecho de imponerlo, porque es un problema de educación, un fenómeno cultural. “Por lo tanto, tenemos que aprender a vivir en esta sociedad, cediendo, previendo, respirando, no todo se resuelve con el ejercicio de la fuerza y el poder, y enseñando a nuestras nuevas generaciones a que no sean multiplicadores del fenómeno. “El primer logro del grupo es que siempre se da una herramienta de alternativa para actuar, fundamentalmente en aquellos espacios como Fiscalía, Ciudadanía, un abogado de familia, Seguridad Social, la comunidad, entre otros. “Cuba lo que busca es una herramienta educativo-preventiva para que la nueva familia que se forma, no tenga que enfrentar los conflictos de familias degeneradas ya por todo un sistema de soluciones, permeadas por otros conflictos.”